Suena el silencio de tu boca
como un recuerdo inusitado
que habita la nuca de mi nombre.
Mientras, en la calma de mis manos
pestañea tu aleteo a deshora,
contra la luz del tiempo y su fuga,
sueño, pájaro de la noche,
en el bosque hundido de las nieves
y en el brotar continuo de ramajes.
¡Qué gravita bajo el párpado resbaladizo,
bajo los oscuros capiteles de la memoria!
E igual que por la noche, la mañana
en la distancia del canto,
el antes y el después se balancean.
Tras los labios serenos del humo
y la piel encarcelada del tiempo,
cantas, ave nocturna.
Gimes igual que por la noche,
en la mañana.
Pájaro del sueño que vuelas conmigo.
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